21 marzo 2007

Mandarina

Ayer eras como una mandarina, el color naranja te sentaba bien y olias a azahar.

Caminamos por encima de las compuertas de la presa de un pantano, la carretera nacional se convirtio en gravilla al salir por un cruce, el coche hizo el resto, cruzando las montañas, hasta llegar a la presa. Era un mastodonte de hormigon entre dos montañas, la sequia, lo mostraba en todo su esplendor con sus imponentes desagües y con la extraña puerta que conducia a su laberinto interior. >>El mundo de dentro sera totalmente diferente al de fuera, con criaturas extrañas que viven alli a solas en la oscuridad, entre ruidos de fantasmas metalicos, hasta que entre algun operario que acechar<<. Nosotros, como hormigas desde un satelite artificial, andabamos sin nada mas que hacer que probarnos. Jugabamos a ver si estabamos destinados, te tapaste los ojos con una venda negra que colgaba por detras de tu pelo. Tu pelo solo bailaba. Yo me quede quieto al final. Tu andabas hacia mi para ver si me encontrabas. Yo cerraba los ojos y no podia decir nada. Yo los abria un poquito para moverme en la direccion que venias. Me encontraste. Un paso antes de toparte conmigo ya sonreias. Luego me abrazaste.
-Has hecho trampa- susurraste
Yo me rei y no te devolvi el abrazo. Y eso te dio rabia, y a la vez ansiedad, y no podias conseguir lo que querias si no estaba escrito en alguna profecia.
Bajaste los brazos, y me miraste.
-Tal vez nos veamos en otro momento,- dijiste - o en otro mundo que no sea tan raro como este y si que podamos bailar sobre la presa de cualquier pantano perdido.
Subiste a la barandilla que separaba la presa del aire y del agua y saliste volando.

Yo me quede de pie cubierto del color azul de los amaneceres polares.

Hoy ya no eres como una mandarina.
Hoy no hay nadie