29 abril 2007

Una historia verdadera 29/4/2007

Cuando digo que todo es una mierda, es porque todo es una mierda.

La sorpresa al llegar al coche fue que saltara la alarma. Utilizo la llave para abrir el maletero y coger las gafas para poder ver el camino de vuelta casa, pero aun asi, sono la alarma, no tenia sentido si se utilizaba la llave, pero sono. Se dispuso a apagarla girando la llave en la puerta del conductor, tranquilizando asi los 124 c.v. de potencia convertidos en sonido de claxon. Se sento en el asiento del conductor, su asiento, sobre los cristales de la pequeña ventana de la puerta delantera derecha, eso ya no fue tanta sorpresa, las cosas malas le sucedian dia tras dia, tambien sabia que todo empeoraria exponencialmente.
Despues de quitar los cristales del asiento con la mano (no tenia otra cosa con que quitarlos), y tras algunos cortes y manchas de sangre en la ropa, arranco el motor para poder volver a casa. La asistencia en carretera no le recogeria si el coche funcionaba. Uno de los miedos principales era que el aire fuera soltando los trozos que aun quedaban semipegados en armonia en la junta de la puerta, y pese a no ir a una velocida rapida, ni tan siquiera nomal, los cristales iban saltando poco a poco contra el cuerpo y la cara del conductor gilipollas, vacio, y triste. La lluvia empezo a caer entrando dentro del coche y mojando tanto a la persona como al habitaculo del vehiculo. Cada vez mas fuerte. Las manos firmes en el volante, se rajaban con milimetricos cristales adheridos a la goma, la sangre resbalaba por la circunferencia y goteaba en los pantalones mojados. Cada curva era premiada con nuevos cortes, y las bandas sonoras, badenes y baches se sucedian uno a uno en la carretera que une la comarca de la Safor con la ciudad de Valencia. Se notaban los cristales como dentro de la carne ya, iban cortando el interior de las llemas de los dedos. En la cabeza el pensamiento de cerrar los ojos y acelerar hasta el ultimo golpe.
Al llegar a su casa, solo pensaba en dormir, estaba cansado, solo queria dormir y que acabara otro dia mas para que el siguiente tambien pudiera acabar y asi sucesivamente. Pero no pudo ir a dormir, tuvo que bajar a tapar el roto con cinta aislante para que no entrara mas agua si llovia. Despues curo sus heridas con alcohol, y extrajo los minusculos cristales con bastoncillos de algodon.
A las 7 de la mañana me fui a dormir, a las 9 el maravilloso mundo del bricolaje emergio de los pisos colindantes para descargar su banda sonora de taladros y radiales.
Solo fue un dia normal mas que amanecio igual que siempre, como cualquier otro. Solo queda esperar las sopresas que me deparara el hoy, bajo el fantastico sonido de paredes agujereadas y ceramica cortada.